Fuente: http://www.clarin.com/arq/inmobiliario/valor-pasado_0_578942281.html

Por Ariel Hendler – ahendler@clarin.com

Claves para el reciclaje de edificios patrimoniales destinados a hotelería de alta gama. Normativa, pautas de preservación, costos de obra y plazos de recupero.

El reciclaje de un edificio antiguo en un barrio como San Telmo, epicentro del turismo extranjero, para destinarlo al negocio de la hospitalidad (hotelería, albergues, hostels y otros) es sin duda un negocio atractivo. Pero también puede ser un acto de respeto por el patrimonio, que muchas veces requiere más que una visión comercial.

Los arquitectos Neumann Kohn, especializados en oficinas y hotelería, descubrieron tres años atrás un viejo conventillo en la calle Chacabuco, cuando construían en la misma cuadra el hostel América del Sur. Se trataba, según cuenta Lucio Neumann, de un inmueble de 1.700 m2 construido hacia 1860 y con características inéditas, ya que cuenta con tres patios consecutivos en una planta noble.
A pesar de que no estaba catalogado como edificio protegido, debido a su ubicación estratégica en el Casco Histórico porteño, se decidió dejarlo en pie. “Como el uso anterior era similar al que se quería darle, hubiese sido insensato demolerlo”, explica Lucio Neumann. Así, conservaron las plantas originales, con modificaciones mínimas. También se reforzó con una estructura metálica su sistema constructivo de vigas de quebracho talladas con hacha.

En rigor, el inmueble ahora sí goza de cierto grado de protección. Eso significa que, tal como explica la arquitecta Susana Mesquida, titular de la Dirección Operativa Supervisión Patrimonio Urbano de la CABA, “es obligatorio preservar la volumetría y la espacialidad interior, y no sólo la cáscara, como muchos profesionales suelen creer”. Agrega que se pueden hacer entrepisos en locales de techos altos, “siempre y cuando se siga leyendo la tipología original”.

El viejo edificio es hoy Patios de San Telmo, un hotel boutique de 38 habitaciones a punto de inaugurarse. Se excavó un sótano para ubicar una sala de máquinas y otros espacios técnicos, y se construyó un núcleo nuevo de hormigón visto que contiene la escalera de incendios. El costo de obra fue de aproximadamente 1.000 US$/m2 (en valores de 2008), y la inversión total, con la compra del inmueble, de US$ 1,5 millón.

Según calcula Neumann, la inversión se recuperará en cuatro años. Entre tanto, el estudio consiguió un galardón: el 2° premio a la mejor intervención en el Casco Histórico otorgado por el Gobierno Porteño y la SCA.

A muy pocas cuadras de allí, sobre la calle Chile, abrió sus puertas, hace dos meses San Telmo Luxury Suites, también desarrollado por inversores particulares , y con proyecto arquitectónico del arquitecto Carlos Dibar. En una vieja casa en dos niveles con dos patios sucesivos, la intervención sumó escaleras y puentes metálicos casi virtuales, resueltos con mallas metálicas caladas, y entrepisos en las unidades que separan el dormitorio del estar, pero que permiten leer la espacialidad original.

Se picaron paredes para realzar los viejos muros de ladrillo, se recuperaron mosaicos y cornisas ornamentales, y se reconstruyeron aleros de hierro con vidrios armados. Dibar calcula un costo de obra entre el 20 y el 30% más que el que de una vivienda unifamiliar de primer nivel (5.795 $/m2, según el modelo de Cifras de ARQ ); pero aclara que esta cuenta incluye la espera de seis meses a un año para conseguir la aprobación del área de Patrimonio, que debe sumarse la aprobación normal.

En San Telmo Luxury Suites, por alguna de las 12 suites se paga entre US$ 140 y 195 la estadía, y el target es el turismo internacional de alta gama.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1460194-antiguos-por-fuera-modernos-por-dentro
Son edificios históricos que se reciclan a nuevo, pero en los que se respetan las fachadas y todos los detalles distintivos originales

Por Julieta Molina | LA NACION

Testigos únicos del devenir de la ciudad. Presencia muda y estática del ajetreado microcentro porteño, los edificios del casco histórico reflejan, como pocas cosas pueden, la historia de Buenos Aires. Muchas veces víctimas de quienes los ocupan, terminan por ser abandonados o intrusados. Sin embargo, ya son varios los proyectos que han realizado intervenciones en edificios centenarios, que los reconocen como patrimonio arquitectónico y logran conservarlos, reacondicionándolos para oficinas, hoteles u otros usos.

Una de las obras más emblemáticas de esta tendencia es donde hoy funciona la Fundación Cassará, en Avenida de Mayo 1194. De hecho, este proyecto resultó ganador del premio otorgado por la Sociedad Central de Arquitectos en la categoría «Recuperación y puesta en valor». Esta primera edición del concurso buscó estimular las iniciativas de este tipo, en una ciudad que cuenta con centenares de edificaciones que podrían ser recuperadas.

El edificio Cassará fue un hotel en el Buenos Aires de 1900, pero dejó de utilizarse a finales de siglo, pues el deterioro era tan grande que fue abandonado.

«Estaba destruido. La fachada debía ser intervenida con urgencia, había desprendimientos de balcones, faltantes de molduras, balaustres y mampostería y grandes rajaduras», resume a LA NACION la arquitecta Ana María Carrió. «La fundación lo adquirió en 2003 y yo como arquitecta reconocí su enorme valor al instante. Era un edificio noble, con una sólida estructura y paredes de 60 cm de grosor», continúa.

El proyecto se centró en la recuperación del espacio del patio central, que había sido cubierto de forma precaria. Así, uno de los atractivos del edificio recuperado es ese espacio, que ahora ilumina las dos plantas superiores, a través de cerramientos vidriados transitables.

La convivencia armónica entre lo preservado y lo novel agrega una belleza singular al edificio. Las pinturas testigo que cubrieron las paredes interiores durante más de un siglo, varios vitrales originales y la flor de lis característica del edificio (que fue restaurada y reutilizada a partir de un nuevo molde) comparten espacios con los ascensores y accesos para discapacitados, típicos de las edificaciones del siglo XXI.

Otra joya histórica restaurada es el nuevo edificio de la empresa petrolera Medanito, en Alsina 771. Este proyecto también priorizó la entrada de luz natural utilizando claraboyas centrales y ladrillos de vidrio. Un enorme atractivo es la terraza verde que se realizó en el techo, que permite a los empleados distenderse en esos espacios durante el almuerzo y es, además, un beneficio ecológico, pues retarda la salida de agua a la calle en momentos de intensas lluvias.

El estudio de arquitectos Hampton-Rivoira realizó la puesta en valor de este edificio, construido en 1896. Originalmente albergó a una empresa textil y debió ser recuperado para oficinas contemporáneas con los acondicionamientos tecnológicos pertinentes. Así, la primera fase de la restauración fue rescatar los valores patrimoniales del edificio desmantelando lo agregado en el último siglo. «Recuperamos los pisos de pinotea y las entradas de luz; todo lo recuperado es siempre un ahorro energético», afirma Emilio Rivoira, al comparar los costos de producir nuevas cosas con el reciclado de lo ya existente.

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En la calle Chacabuco 752 se erige hoy el Hotel Patios de San Telmo, cuyo edificio fue construido en 1863 y albergó a un conventillo hasta hace cuatro años.

El arquitecto Lucio Neumann cedió al instinto empresario de su hijo Andy, quien vio el potencial del edificio y convenció a su padre de adquirirlo para su restauración. Neumann asegura que fue «un lío tremendo convertir un edificio del siglo XIX en un edificio contemporáneo» y que les costó convencer a sus socios estadounidenses de sumarse a un proyecto de tal magnitud.

«Si bien estructuralmente un conventillo y un hotel son compatibles, el edificio presentaba un deterioro tan grande que el desafío fue enorme», explica el arquitecto. «Logramos conservar muchas cosas únicas, como las vigas de madera talladas con hacha y ladrillos asentados en barro, y debimos dotarlo de sistemas técnicos contemporáneos, como equipos de aire acondicionado centrales, redes de Internet, agua presurizada y excavamos dos niveles», afirma Neumann, que admite entre risas no haber dormido mientras se realizaban las excavaciones debido al riesgo estructural que implicaban.

En materia de inversión, la reutilización de estructuras existentes es siempre una ventaja, afirman Carrió y Rivoira. Neumann no coincide y explica que el valor de la estructura es de un 20% del total, lo que no incide en la decisión de restaurar un edificio antiguo. «Es en realidad mucho más caro encarar estos proyectos porque generan complicaciones en la secuencia de la obra, pero la singularidad de un edificio es un valor en sí misma», asegura Neumann.

Coinciden todos, la conservación arquitectónica no es un capricho, posee un gran valor en la preservación cultural y económica de la historia de la ciudad. Si bien no es aún un hábito, la renovación de edificios centenarios permite que porteños y visitantes evoquen las lejanas primeras décadas de vida de la ciudad disfrutando de los detalles de lujo y funcionalidad de las más modernas construcciones.

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La compleja tarea de proteger la memoria

Los arquitectos coinciden en que hace falta una mayor intervención del gobierno de la ciudad, que obliga a mantener edificios construidos con anterioridad a 1941 (ley 3056) pero «no incentiva su preservación». Esto genera «un destino de abandono e intrusión», explica el arquitecto Lucio Neumann. «Si no encontramos una manera inteligente de articular lo público y lo privado, no hay esperanza para el patrimonio», agrega.

Los números parecen darle la razón. Según informó la arquitecta Gabriela Mareque, del área de Seguimiento y Control de Obras de Puesta en Valor en el Casco Histórico, de 2004 a 2010 inclusive se restauraron 38 edificios. Sin embargo, «la curva es claramente descendente: en 2006 se reacondicionaron 10 edificios; en 2010, 2, y en 2011, sólo 1″, resume.

«Siempre tiene sentido conservar lo que existe si tiene mérito patrimonial o valor de reciclado pero ni demoler ni conservar porque sí tiene lógica», afirma el arquitecto Emilio Rivoira, pues «no todo lo anterior a 1941 tiene que ser protegido», agrega.

Además, los requisitos técnicos son muchas veces incompatibles con edificaciones del siglo XIX, como «construir una escalera de incendio para un edificio de dos plantas», dice Neumann. La arquitecta Ana María Carrio también explica que los tiempos burocráticos del Estado no coinciden con los de los inversores, para quienes demoras en la obra generan onerosas pérdidas económicas.

Wow!! It is impressive indeed to see the state of the place in the past and contrast it with the present.

We´ll keep watching the old family pictures and the afterwards, between thoughts and remembrances of an important stage in our lives that returns to our memories. Many times, the sites and history of a city change in a cold way and with no trace. This is not the case…

Thank you very much for sharing the work you are doing and above all, for the warmth with which you are attending part of our history.

Our warmest regards for the architect, for the work he is doing. For keeping alive the architecture of a time, our congratulations!

Gustavo and Carlos Samorano

Gustavo and Carlos lived their childhoods in the Conventillo of Chacabuco 748 until 1979, with their parents and other relatives. They now live in Spain. They came back to the conventillo 32 years later, and so gently, they shared their remembrances with ours. Thank you!!



Gustavo y su hermano jugando en la terraza y la escalera del conventillo. Años 1971 y 1972

Fuente: http://www.goldencompany.com.ar/ediciones/el-valor-del-pasado/
Claves para el reciclaje de edificios patrimoniales destinados a hotelería de alta gama. Normativa, pautas de preservación, costos de obra y plazos de recupero.

El reciclaje de un edificio antiguo en un barrio como San Telmo, epicentro del turismo extranjero, para destinarlo al negocio de la hospitalidad (hotelería, albergues, hostels y otros) es sin duda un negocio atractivo. Pero también puede ser un acto de respeto por el patrimonio, que muchas veces requiere más que una visión comercial.

Los arquitectos Neumann Kohn, especializados en oficinas y hotelería, descubrieron tres años atrás un viejo conventillo en la calle Chacabuco, cuando construían en la misma cuadra el hostel América del Sur. Se trataba, según cuenta Lucio Neumann, de un inmueble de 1.700 m2 construido hacia 1860 y con características inéditas, ya que cuenta con tres patios consecutivos en una planta noble.
A pesar de que no estaba catalogado como edificio protegido, debido a su ubicación estratégica en el Casco Histórico porteño, se decidió dejarlo en pie. “Como el uso anterior era similar al que se quería darle, hubiese sido insensato demolerlo”, explica Lucio Neumann. Así, conservaron las plantas originales, con modificaciones mínimas. También se reforzó con una estructura metálica su sistema constructivo de vigas de quebracho talladas con hacha.

En rigor, el inmueble ahora sí goza de cierto grado de protección. Eso significa que, tal como explica la arquitecta Susana Mesquida, titular de la Dirección Operativa Supervisión Patrimonio Urbano de la CABA, “es obligatorio preservar la volumetría y la espacialidad interior, y no sólo la cáscara, como muchos profesionales suelen creer”. Agrega que se pueden hacer entrepisos en locales de techos altos, “siempre y cuando se siga leyendo la tipología original”.

El viejo edificio es hoy Patios de San Telmo, un hotel boutique de 38 habitaciones a punto de inaugurarse. Se excavó un sótano para ubicar una sala de máquinas y otros espacios técnicos, y se construyó un núcleo nuevo de hormigón visto que contiene la escalera de incendios. El costo de obra fue de aproximadamente 1.000 US$/m2 (en valores de 2008), y la inversión total, con la compra del inmueble, de US$ 1,5 millón.

Según calcula Neumann, la inversión se recuperará en cuatro años. Entre tanto, el estudio consiguió un galardón: el 2° premio a la mejor intervención en el Casco Histórico otorgado por el Gobierno Porteño y la SCA.

A muy pocas cuadras de allí, sobre la calle Chile, abrió sus puertas, hace dos meses San Telmo Luxury Suites, también desarrollado por inversores particulares , y con proyecto arquitectónico del arquitecto Carlos Dibar. En una vieja casa en dos niveles con dos patios sucesivos, la intervención sumó escaleras y puentes metálicos casi virtuales, resueltos con mallas metálicas caladas, y entrepisos en las unidades que separan el dormitorio del estar, pero que permiten leer la espacialidad original.

Se picaron paredes para realzar los viejos muros de ladrillo, se recuperaron mosaicos y cornisas ornamentales, y se reconstruyeron aleros de hierro con vidrios armados. Dibar calcula un costo de obra entre el 20 y el 30% más que el que de una vivienda unifamiliar de primer nivel (5.795 $/m2, según el modelo de Cifras de ARQ ); pero aclara que esta cuenta incluye la espera de seis meses a un año para conseguir la aprobación del área de Patrimonio, que debe sumarse la aprobación normal.

En San Telmo Luxury Suites, por alguna de las 12 suites se paga entre US$ 140 y 195 la estadía, y el target es el turismo internacional de alta gama.

Fuente: Clarín (25/10/2011)

Fuente: http://cedu.com.ar/cedu_new/es/noticias/novedades-del-sector/776-patios-de-san-telmo.html

El proyecto fue distinguido con el Segundo Premio en el primer concurso a las Mejores Intervenciones en Edificios Protegidos de la ciudad organizado por la Municipalidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Un conventillo del histórico barrio de San Telmo convertido en un hotel de categoría en el que se priorizó la arquitectura original y se trabajó con filosofía de sustentabilidad aplicada al diseño y la reformulación de espacios para el nuevo uso del inmueble.
Neumann Kohn – estudio de arquitectura especializado en el planeamiento, dirección y ejecución de proyectos, construcción de edificios, plantas industriales y oficinas corporativas – presentó “Patios de San Telmo”, un proyecto de revaloración y restauración del edificio de mediados del siglo XIX ubicado en Chacabuco 748 en el casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires, otrora un conventillo que hospedó inmigrantes europeos.

Se trabajó para que la obra no tuviera un impacto ambiental negativo que se sumara al que ya sufre por el crecimiento propio de la ciudad. Se implementaron políticas de ahorro de energía así como de utilización de productos y materias primas eco-amigables.

“Priorizando la arquitectura y el diseño sustentable, logramos transformar Patios de San Telmo en un hotel de alta gama”, explicó el Arq. Lucio Neumann, socio del estudio. “Nos planteamos la meta de ofrecer el mayor confort sin necesidad de afectar el entorno, en pleno San Telmo, barrio que se caracteriza por una rica oferta turística en materia de espectáculos, lugares históricos, gastronomía, arte y antigüedades. Un lugar estratégico para instalar un hotel boutique en una de las zonas mejor conservadas de la siempre cambiante Buenos Aires”, agregó.

Fuente: CEDU

Fuente: http://www.presupuestosdeobra.com/SIC/arquitectura/un-conventillo-convertido-en-hotel.html
Un proyecto de restauración de un conventillo en el barrio de San Telmo prioriza la sustentabilidad aplicada al diseño y la conservación de la arquitectura original. La propiedad fue convertida en un hotel de categoría, donde se reformularon los espacios para darle un nuevo uso al inmueble. El proyecto fue premiado por el concurso Mejores Intervenciones en Edificios Protegidos en la ciudad.

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El proyecto fue distinguido con el Segundo Premio en el Concurso a las Mejores Intervenciones en Edificios Protegidos de la ciudad, organizado por la Municipalidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un conventillo ubicado en el barrio de San Telmo fue convertido en un hotel de categoría. En su desarrollo se priorizó la arquitectura original, la sustentabilidad aplicada al diseño y la reformulación de espacios para el nuevo uso del inmueble.

Especializado en el planeamiento, dirección y ejecución de proyectos, construcción de edificios, plantas industriales y oficinas corporativas, Neumann Kohn -estudio de arquitectura, presenta “Patios de San Telmo”, un proyecto de revaloración y restauración del edificio de mediados del siglo XIX ubicado en Chacabuco 748 en el casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires, otrora un conventillo que hospedó inmigrantes europeos.

En 2009, el equipo de Neumann Kohn se comprometió a llevar a cabo un proyecto de puesta en valor y restauración del inmueble teniendo en cuenta el reciclaje de sus materiales originales. Se trabajó para que la obra no tuviera un impacto ambiental negativo que se sumara al que ya sufre por el crecimiento propio de la ciudad. Se implementaron políticas de ahorro de energía así como de utilización de productos y materias primas eco- amigable.

“Patios de San Telmo” es un proyecto de 1.700m2 con tres patios consecutivos que constituyen el corazón del hotel. Distribución conjuga en armonía la privacidad y la vida comunitaria. Restaurados para la vida social, de modo que resulten puntos de encuentro y de intercambio cultural. Estos espacios son el eje temático del hotel. Fueron ambientados con especies vegetales autóctonas, obras de arte y objetos de artistas, artesanos y diseñadores argentinos. Además, cuenta con restaurante, bar, SUM y salones de reuniones. Por otra parte, la vida privada se remite específicamente a las habitaciones. Contemporáneo y tecnología de última generación brindan el confort que demanda el huésped de hoy.

San Telmo es uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires. Es requerido por los turistas como uno de los lugares obligatorios donde encontrar una propuesta interesante con características costumbristas. Cuenta con edificios históricos que marcaron hitos en la vida de los argentinos; espectáculos en la vía pública; el típico “mercado de pulgas”; una oferta variada de gastronomía, anticuarios y galerías de arte.

Más información:www.n-k.com.ar

Fuente: http://www.socearq.org/index.php/concursos/concursos-sca/premio-a-la-mejor-intervencion-en-obras-en-el-casco-historico-de-la-caba.html

El lunes 12 de septiembre se realizó en la SCA el acto de entrega de premios y se inauguró la exposición de los trabajos premiados, con la presencia de los autores de las obras y sus comitentes, además de jurados y asesores, y público que acompañó el encuentro.

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Resultaron premiados los siguientes trabajos:

Categoría 1:
Premio ex-aequo: Edificio Cassará (Arq. Ana María Carrió) y Edificio Alsina 771 (Estudio Hampton-Rivoira)
Segundo Premio: Chacabuco 752 (Arq. Lucio Neumann – Estudio Neumann y Kohn)

Categoría 2:
Premio ex–aequo: Hotel NH + Tower (Estudio Urgell-Penedo-Urgell / Arq. Armando Otero) y Defensa 267 (Estudio Arq. Daniel Silberfaden)

Categoría 3:
Premio: Palacio Barolo (Estudio Alric – Galíndez)

Categoría Puesta en valor del patrimonio arqueológico:
Premio: Museo del Bicentenario (Estudio B4FS, arquitectos Enrique Barés, Nicolás Barés, Federico Barés, Daniel Becker, Claudio Ferrari, Florencia Schnack

El Jurado estuvo integrado por los arquitectos Darío G. López, vicepresidente de la SCA; Rita Comando, Presidente de la Subcomisión de Patrimonio de la SCA; Graciela Labato, en representación del Ministro de Cultura GCBA; Luis J. Grossman, Director General de Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires; Carlos Berdichevsky, del Colegio de Jurados de la SCA y votado por los participantes, y la licenciada Andrea Fontenla, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Como asesoras participaron las arquitectas Gabriela Mareque, por la DGCH, y Marta García Falcó, por la SCA.

El Premio

El Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires contiene ámbitos urbanos de alto significado histórico, arquitectónico, simbólico, cultural y social, y concentra un importante stock edilicio de alto valor, constituyéndose en un bien patrimonial único.

En los últimos años se vienen realizando distintas intervenciones, muchas de ellas respetuosas y de gran calidad que han contribuido a enriquecer el patrimonio existente. Intervenciones en edificios existentes y obras nuevas en lotes vacantes que han buscado el equilibrio entre la preservación y la renovación y que son merecedoras de un reconocimiento público.

En este sentido, es que la Dirección General del Casco Histórico y la Sociedad Central de Arquitectos invitan a todos los arquitectos, estudios de arquitectura y profesionales del diseño a participar por primera vez en la edición de este premio dentro del marco de las acciones tendientes a la preservación del patrimonio y la revitalización del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

Se aceptarán aquellos trabajos que pongan especial énfasis en los criterios de conservación y el respeto por el patrimonio del Casco Histórico, tanto para la puesta en valor como para aquellas obras nuevas que se suman al stock edilicio del área.

El área geográfica de intervención está delimitada por las calles: Bartolomé Mitre, Alem, Av. La Rábida Norte, Av. Ing. Huergo, Av. Brasil, Av. Paseo Colón, Av. Martín García, Av. Montes de Oca, Finochietto, Ituzaingó, Paracas, Brasil, Lima, Constitución, Lima Av. Independencia, Combate de los Pozos y Riobamba.

Categorías:

  • Recuperación y puesta en valor
    Esta categoría abarca tanto al conjunto de intervenciones de carácter técnico científico, basadas en una investigación previa para un conocimiento cabal del bien, que garanticen la continuidad temporal de un edificio patrimonial, preservando materiales, espacios, técnicas constructivas y otros elementos considerados de valor, como a aquellas que implican acciones de refuncionalización, rehabilitación y/o revitalización de edificios de valor patrimonial.
  • Obra nueva / Ampliación
    Esta categoría involucra a aquellas obras construidas sobre terrenos vacantes y que se desarrollen en base a criterios de nuevos diseños que acompañen adecuadamente al patrimonio existente en un diálogo presente-pasado fluido y respetuoso.
  • Diseño – Ambientación
    Esta categoría comprende las intervenciones de diseño realizadas en locales comerciales, muchos de ellos localizados en la planta baja de edificios existentes.
Las obras deben pertenecer al período 2001-2011.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/m2/10-2133-2011-09-03.html

Roto y en venta, el caserón de 1830 remodelado en 1927 fue rescatado para hotel boutique. Una obra compleja con resultados funcionales y estéticos.

Por Sergio Ciernan

Chacabuco 748 aparece en los viejos catastros porteños, como toda la tierra vieja de San Telmo y Catedral al Sur. Para 1830 se ve, en tinta cobriza por el óxido, una casona de tres patios y de altos, pieza noble para esa Argentina vieja. En 1927, se sabe, la simple casona ganó una fachada “moderna”, rejas francesas y tres locales al frente. Y en algún momento se transformó en inquilinato, que no conventillo, de los que terminan con una hilera de cabañitas en medio de los patios funcionando de cocinas. Techos, muros, interiores y exteriores sufrieron la decadencia de las zonas venidas a menos, un proceso que en este caso terminó en venta.
Fue entonces que un grupo de socios se sedujo con el lugar y se metió en lo que hoy admiten libremente fue una bonita camisa de once varas. La idea era reciclar el edificio, devolverle vida propia y abrirlo al público como restaurante, lugar de eventos y hotel detallista, de pequeña escala. Esto suena más fácil de lo que resulta, sobre todo cuando uno de los participantes es hotelero de familia hotelera, con tres generaciones atendiendo viajantes, y una observación lapidaria: los hoteles boutique son en general casas adaptadas, sin el nivel de servicio de un hotel de verdad. El “suyo” debía tener esos servicios.


vrd3Con lo que Lucio Neumann, del estudio Neumann-Kohn, señala sus canas a la hora de definir lo que fue crear sistemas de agua a presión, reservas de agua contra incendios, aire acondicionado central, una cocina profesional y un cableado inteligente en un edificio de adobes, ladrillo ancho y bovedillas de madera dura. Crear Patios de San Telmo terminó siendo un trabajo notable en el que se tomaron decisiones estéticas que hacen al debate sobre reciclado y restauración.

Quien se acerque a la calle Chacabuco encontrará una fachada a nuevo, tal vez hasta demasiado, pero con todo lo que tenía antes de la obra. Al entrar, verá el espacio del restaurante a la derecha y a la izquierda lo que será la recepción del hotel. Al frente, una puerta altísima lleva, en elevación, al primer patio, que siempre estuvo elevado y siempre tuvo peldaños para llegar. Parados en lo que fue el zaguán, se verá para arriba los entrepisos, hechos con madera reciclada, que crean ambientes donde se puede tocar la maravillosa bovedilla de maderas del tiempo de Rosas, con sus ladrillones anchos y finitos.

Todo esto oculta un trabajo de ingeniería fina, ya que por detrás se abre una excavación que aloja tanques, equipos y cocinas, y que implicó fijar de nuevo las columnas que sostienen la casa. Para peor, la intervención de 1927 no fue estructuralmente muy atinada y dejó perfiles de hierro hoy inaceptables haciendo trabajos excesivos. Hormigones ocultos permiten que las bonitas viguerías hoy sólo tengan que sostenerse a sí mismas.

El edificio tiene, a partir del primer patio, la luminosidad que solía tener esta ciudad antes de poblarse de torres. Esta manzana todavía exhibe un cielo abierto y se entiende el placer romano de andar por patios. Las habitaciones que se vuelcan aquí tienen un puentecito perimetral para darles privacidad y unas columnas cuadradas muy simples, pero el ojo se va al arco del zaguán de pasaje al segundo patio, con su ladrillería española a la vista. Este segundo aire libre tiene una fuente elongada, que más parece un pluvium, y conserva sus viguerías de quebracho originales, durísimas. Alguien, en 1927, pavimentó la vereda del primer piso con calcáreos, lo que aumentó muchísimo la carga de estas maderas, y luego se reemplazó la reja por un muro también pesado. Hoy, el pavimento de arriba es un leve deck de madera y el borde exhibe una reja, todo un descanso para la estructura vieja.


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En el tercer patio uno se encuentra con un amplio espacio abierto, con un quincho montado a partir de una viguería de hierros en I que fue lo único recuperable de una ruina existente. Al girar la vista, resulta que la casa tiene una fachada trasera, con sus bigotitos criollos ahora reconstruidos.

El primer piso repite el esquema, con zaguanes y todo, pero con balconadas con aleros vidriados en lugar de patios. La terraza es perfectamente recorrible, tiene una piscina y solarium, tendrá una huerta y un jardín, y ya exhibe las bases para nueve habitaciones de estructura liviana que se sumarán a las 38 ya existentes.

Buena parte de las puertas y ventanas que se ven son las originales, restauradas y recicladas, y muchos metros de pavimento son los calcáreos encontrados en el lugar. De hecho, por el segundo patio se camina pisando lajones de piedra gris de 25 centímetros de grosor, con pinta de ser viejos de un par de siglos. Las habitaciones perdieron en cielorraso apenas lo necesario para pasar equipamientos, cubiertos por machimbres anchos en blanco. Como las alturas originales eran inmensas, los departamentos siguen siendo altos.

Quienes visiten el hotel, de inminente inauguración, verán básicamente el edificio que fue, con algunas decisiones que Neumann describe como “jugadas”. Las rejas del primer piso y los aleros vidriados fueron diseñados ahora, en un estilo vagamente histórico. Las destrozadas fachadas interiores fueron revocadas en Kimpex, un material que imita la piedra París pero protege tanto adobe de humedades porteñas. ¿Falso histórico? No tanto, porque en este caso el purismo hubiera creado un ambiente zonzón, sin gracia, mientras que la estética elegida le devuelve gracia al conventillo. El gesto de cuidado, extendido en 1700 metros cuadrados, creó un hotel y recuperó un tipo de edificio que en general es demolido sin más.

La única pena realmente es que el gobierno porteño sigue sin pasar la ley que exime a los patrimoniales de respetar a rajatabla los reglamentos de seguridad de obra nueva. En este caso, significó construir una torre de hormigón para poner una escalera de emergencia. Neumann-Kohn la realizó como un objeto colocado en situación, la mejor solución posible ante una injusticia estética.

Desde su concepción, Patios de San Telmo se ha propuesto ser un establecimiento en contacto con su entorno urbano, ambiental y social.

Reciclaje de un antiguo conventillo barrial, el hotel ha sido creado priorizando la arquitectura y el diseño sustentables, procurando atenuar el impacto de su construcción y operación en el medio ambiente.

Una identidad comprometida implica la defensa de valores como el comercio justo, la difusión de la cultura local, el contacto armonioso con la comunidad y políticas de reducción continua de los consumos.

Restauración y reciclaje:
Los vectores que orientaron el proyecto desde su inicio han sido la restauración y el reciclaje. Restauración entendida como la recuperación de un edificio significativo en la historia de nuestra cultura, y reciclaje, para dando nuevo uso a antiguos materiales, evitar el insensato dispendio.

Los materiales y provisiones utilizados para la restauración y el equipamiento del hotel han sido seleccionados priorizando la producción local y de pequeña escala, respetuosos del medio-ambiente, incluyendo la utilización de pinturas de base acuosa. Además, mediante una política de restauración de los materiales existentes se ha logrado:

  • La recuperación del 90% de la carpintería original
  • La recuperación del 90% de la estructura original de paredes y entrepisos
  • La recuperación del 100% de los pisos de madera
  • La recuperación del 30% de los pisos de baldosas calcáreas originalesItem 1…

Eficiencia en el consumo de energía:
Se han instalado sistemas eléctricos pensados para minimizar el consumo de energía maximizando su eficiencia, incluyendo:

  • Utilización de tarjetas para activar la electricidad en cada habitación, de manera que todo se apague cuando se retira el huésped.
  • Control de la temperatura individual en cada habitación, pero sin utilización de aires acondicionados, sino mediante un sistema de provisión central.
  • Lámparas de bajo consumo en todos los espacios del hotel, interiores y exteriores

Eficiencia en el consumo de agua:
Se ha creado una instalación sanitaria diseñada para acotar el consumo de agua, que incluye dispositivos individuales que aumentan la sensación de presión, pero disminuyendo la misma. Asimismo, la calidad de las materias empleadas asegura la evitación de pérdidas y desusos.

Reducción de la contaminación sonora, escurrimiento de la luz y la temperatura:

  • Una alta proporción de la superficie de los techos posee cubiertas verdes.
  • Las características de las gruesas paredes del edificio permiten un aislamiento térmico y sonoro excelente.
  • Se han instalado vidrios dobles y de aislación térmica y acústica en todas las ventanas para reducir la contaminación sonora dentro de las habitaciones y mantener la temperatura.
Acceso para personas con necesidades especiales:
  • El hotel dispone de una habitación para discapacitados, amplia y con el baño especialmente planeado.
  • Todos los espacios públicos del hotel son accesibles mediante rampas adecuadas o silla eléctrica.
Reducción del consumo:
Se busca reducir el consumo de bienes de manera continua, especialmente del papel y plásticos. Para esto, algunas medidas tomadas hasta el momento son:
  • Reducción de la utilización de papel para uso interno y utilización de los recursos digitales.
  • Reducción de la utilización de papel para uso externo, optando por alternativas más duraderas.
  • Impresión de lo justo y necesario en materia gráfica.
  • Utilización de dispensers de PVC en los baños de las habitaciones para evitar el consumo masivo de pequeños frascos que genera un nivel de residuo excesivo.
Difusión de la cultura y arte local:
Patios de San Telmo es un espacio cargado de la cultura local.
  • Lo adornan obras de arte y de diseño de artistas locales que los huéspedes pueden adquirir.
  • Se destina un lugar fijo (un giftshop en el living) a la exposición y venta de objetos de artesanos y diseñadores locales.
  • Propone encuentros culturales que incluyen degustaciones de vinos y gourmets de pequeños productores del país, presentaciones de grupos musicales, de bailarines de tango, exposiciones de arte.
Tratamiento efectivo de deshechos sólidos:
  • Se trabaja en colaboración con el Gobierno de la Ciudad para discriminar y hacer entrega de los distintos tipos de residuos.
  • En colaboración con la empresa RBA Ambiental se entrega el aceite vegetal utilizado para su reciclaje en biodiesel.
  • Los jabones utilizados y desechados se donan a asociaciones que lo reciclan para su uso en escuelas y hospitales.
  • Las toallas, sábanas y pantuflas que ya no se utilizan se donan a hospitales y escuelas de la zona.
  • Se donan las tapitas de las botellas de plástico utilizadas a la Fundación Garrahan para apoyar su proyecto de reciclaje y venta de productos reciclados.
  • Las pilas y baterías utilizadas se desechan responsablemente con el auspicio de Ecovolta.
Difusión de la cultura y arte local:
Patios de San Telmo es un espacio cargado de la cultura local.
  • Lo adornan obras de arte y de diseño de artistas locales que los huéspedes pueden adquirir.
  • Se destina un lugar fijo (un giftshop en el living) a la exposición y venta de objetos de artesanos y diseñadores locales.
  • Propone encuentros culturales que incluyen degustaciones de vinos y gourmets de pequeños productores del país, presentaciones de grupos musicales, de bailarines de tango, exposiciones de arte.